Eficiencia energética en edificios públicos

En el objetivo de desarrollo sostenible número siete la ONU describe un reto ambicioso: duplicar de aquí a 2030 la tasa mundial de mejora de eficiencia energética.

Y no es de extrañar.

Según datos de la UE el 40% del consumo energético y el 36% de las emisiones de CO2 provienen de la construcción y el uso de edificios.

La eficiencia energética en edificios es fundamental para luchar contra el cambio climático. En España solo el 0,27 % de los edificios cuentan con una calificación energética: A
En España solo el 0,27 % de los edificios cuentan con una calificación energética: A | Foto de Abbie Bernet en Unsplash

El parque inmobiliario europeo necesita reducir su demanda de energía y la eficiencia energética es una de las respuestas.

Entidades y administraciones públicas se han puesto las pilas creando un marco legal, acompañado de inversiones, centrado en la reducción del consumo energético de edificios antiguos o de nueva construcción.

Un ejemplo es la Directiva 2010/31/UE. Una norma que, desde 2020, obliga a que todos los edificios de nueva construcción sean edificios de consumo casi nulo (nZEB o CCN). Y si están ocupados por administraciones o son de titularidad pública esta norma les aplica desde 2018.

¿Cómo identificar un edificio público sin eficiencia energética?

En ocasiones, las infraestructuras públicas son antiguas, lo que supone una eficiencia energética y operativa deficiente.

Son fáciles de identificar.

Este tipo de edificios no cuentan con un plan de eficiencia energética, utilizan sistemas de iluminación obsoleto y desperdician energía diariamente. ¿Cómo? Por ejemplo, es habitual que el funcionamiento de la climatización dependa de los usuarios del edificio lo que propicia picos de consumo de energía y que las máquinas continúen consumiendo por la noche.

Además, al utilizarlas de manera manual e inestable, se reduce la vida útil de estas máquinas.

Eficiencia energética en edificios públicos paso a paso

La mejor forma de optimizar el uso de energía en edificios públicos empieza por atacar sistemas o infraestructuras que favorecen un consumo energético excesivo.

Aquí tienes tres ejemplos:

1. Infraestructura del edificio

Un edificio bien aislado, orientado, protegido de la radiación solar y de posibles infiltraciones de agua o aire consume menos energía que otro cuya infraestructura no está en buenas condiciones.

Lo que se busca con estas mejoras estructurales es optimizar el rendimiento de las instalaciones.

2. Equipos y sistemas más eficientes

Tras la mejora estructural, la rehabilitación energética de los edificios pasa por revisar los equipos y sistemas que utiliza y valorar sustituirlos por otros más eficientes.

Luces led, calderas con certificación A o máquinas de clima más eficientes son algunos ejemplos.

Las infraestructuras de gestión energética reducen la tasa de mal uso sobre climatización a 1% | Foto de Gritt Zheng en Unsplash

3. Infraestructura de gestión energética

Implementar soluciones tecnológicas que monitorizan y controlan el funcionamiento de la iluminación y la climatización disminuye el consumo energético de un edificio hasta en un 40%.

Además, este tipo de automatizaciones reducen las tasas de mal uso de las máquinas de climatización a 1%, ya que evitan que el aire acondicionado quede encendido por las noches o reajustan su funcionamiento teniendo en cuenta variables como la temperatura exterior o la ocupación del edificio.

Estas infraestructuras cuentan con una plataforma de gestión energética en la nube para hacer un estudio del consumo que permitan simplificar la implantación de medidas de eficiencia energética o el cumplimiento de normativas internacionales como ISO 50.001.

Beneficios de la eficiencia energética en edificios públicos

Aquí tienes diez beneficios que trae consigo optimizar la demanda de energía en edificios públicos:

  1. Uno de los más importantes es el ahorro de energía de hasta el 40% frente a edificios tradicionales.
  1. Mejora de la seguridad y salud del edificio al poder automatizar parámetros como la calidad del aire.
  1. Incremento del bienestar de ciudadanos y empleados públicos mediante el ajuste automático de la temperatura ambiente.
  1. Regulación y funcionamiento automático de la iluminación artificial en función de la ocupación y la luz natural.
  1. Aprovechamiento de recursos naturales que interactúan con la iluminación artificial.
  1. También es significativa la reducción de de tareas de mantenimiento por mal uso de los sistemas de climatización e iluminación.
  1. Soluciones más respetuosas con el medio ambiente.
  1. Mayor durabilidad de las inversiones al alargar la vida útil de las máquinas y sistemas del edificio.
  1. Reducción de las emisiones de CO2 al implementar algoritmos para optimizar el consumo energético en edificios públicos.
  1. Integración en la gestión de diversos servicios complementarios.

En estos edificios públicos se pueden aplicar soluciones de eficiencia energética

Optimizar el consumo de energía en la administración pública a través de sistemas y tecnología innovadora es válida para cualquier tipo de edificio. Por ejemplo:

  • Edificios de oficinas y locales más pequeños
  • Espacios culturales
  • Instituciones educativas
  • Hospitales y centros de salud

Smart City Coruña, edificios públicos que caminan hacia la sostenibilidad

El proyecto Coruña Smart City busca convertir la ciudad herculina en una «ciudad inteligente» capaz de controlar y optimizar su consumo de energía y agua para reducir costes públicos, proteger el medio ambiente y mejorar el bienestar de los ciudadanos. En este contexto, en 2015 se lanzó un proyecto piloto en 54 edificios municipales y en la Casa del Agua para racionalizar el consumo energético.

El proyecto piloto, a cargo de EcoMT, responsable del diseño de OTEA, comienza con la monitorización de los consumos de gas y agua en los edificios seleccionados, teniendo en cuenta diferentes factores como horarios de uso, estacionalidad y tipo de actividad.

Desde OTEA se controla el consumo de energía y agua de 54 edificios coruñeses | Foto de Juan Gomez en Unsplash

A partir de estos datos, se desarrolla un plan específico para cada edificio con el objetivo de ajustar su consumo energético y de agua a la realidad, evitando ineficiencias.

Todos los datos recopilados se integran en OTEA, que a su vez se comunica con la plataforma tecnológica de Coruña Smart City, que permite un control exhaustivo del consumo y la detección rápida de anomalías para evitar desperdiciar energía y dinero.

La Casa del Agua, un ejemplo de eficiencia energética

Un ejemplo concreto de esta iniciativa es la Casa del Agua, que se convierte en un edificio totalmente inteligente. El sistema de eficiencia energética controla desde hace casi una década el suministro de energía, la iluminación y la climatización según las necesidades de los usuarios y la previsión meteorológica, lo que se traduce en ahorros de hasta un 20% en comparación con los consumos actuales.

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